Por Guillermo Romero Salamanca
Desde hace 37 años, Codiscos le paga al locutor, comunicador y promotor Álvaro Picón Reyes por seleccionar canciones, hablar con cantantes, compositores, músicos, grabadores, directores de emisoras, periodistas, escuchar a personalidades dedicadas al mundo de la música, pero, sobre todo, por lograr éxitos.
Nunca ha compuesto una canción y aunque por muchos años dirigió los estudios de la compañía, jamás tocó un piano, una guacharaca o mueve las perillas de las consolas. No podría leer un pentagrama ni afinar una guitarra, pero tiene el oído preciso para apuntarle a los futuros hits musicales.
Se cumple aquel mandato: “Por sus éxitos los conocerán”.
No es un hombre metido en las redes sociales, pero las sabe manejar. Gracias a su carisma la gente los medios de comunicación le guardan cariño y respeto. Cuando llama a los encargados de transmitir música, saben que algo bueno viene en camino.
–“Hermanito mío, dice con su acento ocañero, le tengo un tema para su consideración”, dice el relacionista.
A su oficina le llegan producciones de distintas partes del mundo y su correo se llena a diario con grabaciones en géneros musicales que ni él mismo sabía que existían. Oye voces, escucha orquestaciones y de pronto, aparta unas dos o tres para volverlas a oír con detalle minucioso.
Tiene un vocabulario para calificar los temas: “No pasa nada”, “De pronto pasa algo”, “éxito”, “hit” y “mamonazo”. Lo mejor es que en su carrera de A&R –Artistas y Repertorio– la cuenta de este último calificativo es interminable.
Consiente a sus artistas –que son su máximo talento–, los deja trabajar con tranquilidad, pero exige que pulan y cuiden todos los detalles, que se esmeren por ciertos volúmenes y revisen con atención la grabación. Se sienta en su silla de cuero, prende el equipo de sonido, echa hacia atrás el respaldo, con el control en la mano le sube y le baja el volumen, cierra los ojos y escucha plácidamente. Así una y otra vez. De un momento a otro, salta y dice: “! Qué mamonazo ¡”.
Los músicos sonríen y se van tranquilos a sus casas, porque saben que ahí en adelante él llevará la canción al fin del mundo.
Todo empezó en su casa natal donde pasaba horas oyendo música, escuchando sonidos. Su mundo estaba en averiguar cómo se presentaban los temas, cuántos músicos conformaban una orquesta y definir cada uno de los sonidos. “Esa es una trompeta, este es un saxo, ese es un trombón…”
Tan pronto terminó su secundaria aceptó, gracias a su portentosa voz, un puesto como locutor en una emisora de Bucaramanga, luego fue promotor, después gerente regional en Barranquilla, más tarde director de estudios de Codiscos en Medellín y posteriormente fue ascendido al estricto cargo de A&R, artistas y repertorio de la empresa que este año cumple 70 años.
El ocañero no desperdicia un minuto del día para estar enterado de los sucesos musicales. Analiza listados de acá y de allá. Oye propuestas. Hace cálculos. Presenta presupuestos a los directivos. Le brillan los ojos cuando ve los resultados en ventas. Su único descanso es cambiando de ritmos. “Es difícil vivir sin escuchar música”, dice.
“En esa época de los años ochenta Codiscos tenía un catálogo de baladistas de primer orden con José Luis Perales, Paloma San Basilio, Yuri, Bertín Osborne, Mirla Castellanos, Massiel, Raphael, por un lado y por el otro lado el Binomio de Oro era la sensación. Carlos Alberto Ospina me comentó que había un puesto en Codiscos para la promoción en los Santanderes. Envié mi hoja de vida a Fernando López Henao, quien se demoró mucho tiempo para decidir, pero cuando me recomendó Horacio Hoyos me llamaron para el cargo. Trabajé varios años hasta cuando me pasaron a la gerencia en Barranquilla”, cuenta emocionado ahora.
“Cuando inicié en Bucaramanga, me llegó un sencillo de Óscar Athié que se llamaba “Fotografía”. Lo volvimos éxito en cuestión de semanas y después me llegó “El Exitómetro” que contenía las mejores baladas del momento. Eso fue emocionante porque era un reto. En Codiscos confirmaron mi capacidad”.
No ha sacado un listado de sus “mamonazos” en su carrera, pero recuerda con cariño cuando escuchó por primera vez “Te va a doler” de Maelo Ruiz. “Supe que sería un gran éxito, de entrada”, dice ahora.
Lo mismo pasó con Nicky Jam y “Travesuras” que se oyó en el mundo y otros como J Álvarez, Wolfine, Valentino, Luigi 21 Plus, Alberto Style, Los Inquietos del Vallenato, entre otros.
–¿Cuál sería el balance en Codiscos del 2020?
–En el 2020 se cumplió con el presupuesto. Desde luego que la pandemia nos limitó. Para nadie es desconocido que los artistas debieron cancelar o aplazar indefinidamente sus conciertos. Cuando comenzó la epidemia nos despistamos un poco, pensamos en aplazar lanzamientos, pero después dijimos: “No podemos parar porque las personas esperan las nuevas producciones de sus artistas”. Aunque el 65 por ciento de los empleados trabaja desde sus casas, seguimos con ahínco en nuestra tarea”.
Álvaro Picón Reyes es un personaje muy emotivo. Le fascina hablar de sus proyectos.
Al preguntarle: Álvaro, ¿Hacia dónde va la industria discográfica?, se descarga con sus apreciaciones: “Yo pienso, dice, que hoy es el mejor momento que vive la industria fonográfica, tenemos plataformas con las cuales llegamos a los consumidores no sólo de Colombia, sino del mundo entero”.
“La universalidad nos abrió puertas en lugares inimaginables. Ahora me llegan correos de partes que no sabía que existían. Emisoras de Japón, Tailandia, Kenia, Estados Unidos reportan sus comentarios. La industria tiene ahora miles de mercados. Si uno quiere un músico de África lo consigue, lo mismo de Asia o uno de Barranquilla”.
Y luego, en 15 minutos resume su tarea para el 2021.
“Mire, este año tenemos planeado celebrar los 70 años de Codiscos con producciones como “Reguetón Club” que tendrá canciones de Genaro, J Álvarez, Alkilados, Jon Z, Nío García, entre otros. El álbum “Triunfadores” tendrá una selección de canciones de música popular con Francy, Giovanny Ayala, Arelys Henao, John Álex Castaño, Alzate, Johnny Rivera, Aura Cristina Geithner. El trabajo “Apasionados por la música vallenata” vendrá con duetos de hombre y mujer en la mayoría de las canciones. Tendremos “El reencuentro” con las figuras que han pasado por el Binomio de Oro. El lanzamiento en Colombia del mexicano Pancho Uresti. Seguiremos con los trabajos de música infantil y la música urbana.
–¿Qué ha pasado con el vallenato?
–En Codiscos el vallenato comenzó a grabarse en la década de los sesenta con Alfredo Gutiérrez y luego han pasado por allí El Binomio de Oro, Otto Serge y Rafael Ricardo, Los Betos, Los Diablitos, Peter Manjarrés, Martín Elías y unos 50 más. A veces los géneros pasan por momentos difíciles, pero ahí seguimos oyendo y mirando grupos. Este año tendremos “Corazón vallenato”, con la producción de Fernando “el more” Romero y se invitarán a Miguel Morales, Álex Manga, Jorge Celedón y a Los Inquietos, entre otros.
–¿Sigue siendo la radio fundamental para hacer éxitos?
–Hombree, claro que sí. La promoción ha cambiado muchísimo, desde luego, con la llegada del internet. Hay decenas de canales, centenares de plataformas y otros sistemas, pero la radio sigue siendo importante y es con los medios tradicionales como se consolidan los éxitos.
–¿Alguna vez ha pensado en escribir una canción?
–No. Eso es de otra competencia. Admiro a quien tiene esa capacidad de escribir un tema o de poner la música, pero mi función es la de apoyar a los nuevos talentos y consolidarlos con sus canciones. A veces se logran los objetivos y en otras ocasiones no se alcanza, por eso hay que estar en unión con las comunicaciones, el márquetin y conocer los nuevos estilos.
–¿Qué recuerda de Jairo Varela?
–No tuve la oportunidad de conversar mucho con él, sino un par de ocasiones. Era un señor muy exigente en su trabajo. Era, sin lugar a dudas, un gran productor, un excelente compositor que nos dejó inolvidables canciones.
–¿Cómo era grabar con el Binomio de Oro?
–La primera etapa la manejaron Rafael Mejía y Fernando López Henao. Cuando yo llegué al cargo de A & R me tocó con Israel Romero, Jean Carlos Centeno y Jorge Celedón, entre otros. Eran unas jornadas extensas y grabar un álbum se podía extender por tres meses, pero el resultado era fantástico por la calidad de canciones.
–¿Le queda tiempo al reguetón?
–Mucho. Es un género que llegó hace más de 20 años y ahí perdura. Se va transformando, mejorando en mucho sentido. Los grandes artistas del momento son reguetoneros y superaron hace rato los récords que estaban en otros géneros.
–¿Cuál es el secreto para obtener un éxito?
–El único secreto es el de trabajar todos los días, a cada momento. La música no puede parar. Ahora hay que estudiar los nuevos sonidos, las voces han cambiado, la forma de presentar las canciones, las fotografías, los videos, el manejo con las redes sociales. Son muchas cosas. Si se descansa un día se pierden semanas. Además, la música es el universo de una infinidad de uniones de detalles.
–¿Qué sería su vida sin la música?
–Imposible vivirla. La música lo es todo. A Dios le gusta que le canten sus salmos y se conviertan en oración. La música está en el arte, el cine, el romanticismo, las entrañas sentimentales de las personas. Miles se han enamorado con canciones. Otros han llorado con algún tema. El mundo se expresa con el baile, con los poemas hechos música.
–¿Y cuáles han sido sus grandes éxitos?
–Mis hijos.