«Chambacumbia» es poesía popular hecha canción. Un homenaje a la gente negra que convirtió en arte su grito de dolor como una forma sublime de denuncia y resistencia. Es la manifestación artística de nuestra memoria, producto de una realidad de sufrimiento, maltrato, racismo, sometimiento y abandono, instaurada por la infame trata esclavista en el puerto de Cartagena de Indias, Colombia.
Sobre las huellas y cicatrices de ese legado imborrable surge «Chambacumbia», una propuesta artística rica en ritmos y matices, fundamentados en los sonidos ancestrales de la tradicional cumbia de los manglares y los playones salitrosos del territorio.
Aquí nació, en Cartagena, trepándose a las faldas de la Popa en la veneración del goce, y en reclamos a punta de ritmo, la humanidad arrebatada.
La deuda histórica con los afrodescendientes está ahí, más viva que nunca, y es nuestra obligación desterrar definitivamente todo prejuicio para avanzar en la construcción de una sociedad más justa y con oportunidades para todos.
«Chambacumbia» es un «espejo sensible para mirarnos profundamente e integrarnos al cambio que necesitamos» dice Coronel.
En este álbum compuesto por 15 canciones, que son piezas únicas e inéditas de Juan Carlos Coronel, el muestra y pone en contexto historias ocurridas en Cartagena desde los tiempos coloniales, cuando las calaveras atracaban en su puerto y la negrería se reinventaba en nuevos contextos.
Es Cumbia, Cumbia negra, Cumbia lamento, Chandé, Son de negro, Bullerengue, Fandango e lengua mezclado con Abosao (Chirimía del Pacífico), Salsa y Son. Aquí están todos estos ritmos con aroma de mar, sol, brisa, tierra vital, calle, barrio, pregón y esquina.

Es lo que Coronel representa: un hijo de las entrañas y alma del emblemático barrio de Getsemaní de Cartagena. Es es su grito libertario e independentista.